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EL CAMINO HA COMENZADO

¿Qué es ALKHEMIA?

Entre Enero de 2026 y Abril de 2029 el YOSOY abre un nuevo ciclo llamado ALKHEMIA.

El Camino Alquímico 2025–2029

Entre Enero de 2026 y Abril de 2029, el YOSOY abre ALKHEMIA: una obra viva inspirada en la alquimia de al-khem que transforma lo denso en sutil y la inconsciencia en consciencia.

 

El Camino recorre 92 elementos en ciclos de 12 días y 21 horas, integra materia–energía–consciencia (elementos–chakras–signos), celebra solsticios y equinoccios (Holi Nada), activa 7 procesos alquímicos en eclipses solares y sostiene una sinfonía continua, con dos hitos: Karnak (2 ago 2027) y Apophis en Suiza (13 abr 2029).

Esta etapa toma como inspiración la Alquimia, el arte ancestral nacido en Egipto —al-khem, “la tierra negra del Nilo” —, que buscaba transmutar la materia y revelar su esencia. Su propósito era convertir lo denso en sutil, lo corruptible en incorruptible, el plomo en oro. En términos de consciencia, significa transformar la inconsciencia en consciencia, convertir el veneno en medicina. Aun así, el propósito de este camino no es “hacer que la humanidad sea consciente”. La consciencia es como la medicina en una planta: cada especie la manifiesta de un modo particular. Puede ser tan potente como la ayahuasca o el micelio, o tan cotidiana como la manzanilla, la menta o la penicilina. Cada ser transforma el veneno en medicina a su manera, con un rol específico en el equilibrio de la vida. En la naturaleza, las plantas no compiten para demostrar cuál es la verdadera cura: conviven en diversidad, creando bosques y selvas. De la misma forma, la humanidad no necesita uniformidad, sino biodiversidad de consciencias. El Camino YOSOY AlKhemia invita a cada persona a descubrir y activar su propia medicina, a reconocerse como un laboratorio vivo capaz de transmutar su experiencia en coherencia. El aporte no es imponer un único despertar, sino favorecer que cada quien florezca desde su alquimia personal, mientras juntos creamos un jardín evolutivo que sostiene la unidad a través de la diversidad. El Camino Alkhemia recorre los 92 elementos naturales de la tabla periódica de RUSELL, cada uno vivido como un pulso de 12 días y 21 horas de integración. No es un calendario lineal, sino una espiral que une materia, energía y consciencia: los elementos como materia, los chakras como energía, los signos como consciencia. A lo largo del proceso atravesaremos los siete pasos de la alquimia, activados en los eclipses solares: Calcinatio, Solutio, Separatio, Coniunctio, Putrefactio, Distillatio y Coagulatio. Cada eclipse será un laboratorio colectivo donde la luz y la sombra revelan el poder de la transmutación. El eje simbólico del Camino será Egipto, con cuatro viajes iniciáticos por el Nilo —Nigredo, Albedo, Citrinitas y Rubedo—, donde 94 caminantes encarnarán los elementos y los nodos Norte y Sur, y activarán los templos como fragmentos del cuerpo de Osiris. Estos viajes se entrelazarán con los Aeltum, trece peregrinajes por los nodos del planeta, que desplegarán un arcoiris vivo en la Tierra. En cada solsticio y equinoccio celebraremos los Holi Nada, recordando que el vacío fértil es el origen de toda creación. Allí la música, la palabra y el silencio nos alinearán con los ritmos del Sol y la Tierra. Y a lo largo de los cuatro años, una sinfonía ininterrumpida sonará día y noche, dando voz al pulso de los elementos y tejiendo una frecuencia común para toda la red. El Camino tendrá dos puntos claves: el Eclipse del 2 de Agosto de 2027 en Karnak y el paso del Asteroide Apophis por Suiza el 13 de abril de 2029, la gran serpiente del caos. No como amenaza, sino como iniciación: integrar su veneno y transformarlo en medicina para la humanidad. Ese día, en el corazón de Suiza, se abrirá el portal del Corazón del Tiempo, donde el puente arcoíris volverá a reflejarse completo. YOSOY Alkhemia es el puente entre ciencia y espíritu, entre elementos y alma, entre tiempo y eternidad. Una alquimia viva que nos recuerda que la evolución no se impone: florece como un jardín de medicinas diversas, donde cada ser aporta su esencia al todo.

¿Por qué se llama “Alkhemia”?

La raíz de Khem y el puente ciencia-espíritu

El Camino Alquímico 2025–2029

“Alkhemia” retoma Khem, la “tierra negra” fértil del Nilo: origen simbólico de la alquimia y la química; al recorrer los 92 elementos, encarnamos esa transmutación en nosotros y tendemos un puente entre tabla periódica y alma, materia y consciencia.

El Camino Alquímico del YOSOY recibe un nombre que trasciende culturas y lenguas: Alkhemia. No es solo un título inspirador, sino una palabra que guarda en sí misma el origen de la química, y con ella, la clave de los elementos de la tabla periódica que acompañan nuestro recorrido. La palabra química proviene de al-kīmiyā, y este término, a su vez, nace de la raíz egipcia Khem. En el antiguo Egipto, Khem significaba “la tierra negra”, el barro fértil que dejaba la crecida del Nilo. Esa sustancia oscura era la base de toda regeneración: allí donde la vida podía volver a brotar después de la inundación. De este símbolo nació la Al-Khemia, el arte de transformar la materia y la consciencia. Y más tarde, la ciencia moderna heredó de allí el nombre de la química, encargada de estudiar la naturaleza de los elementos. Hoy, al recorrer los 92 elementos naturales de la tabla periódica, retomamos esa raíz original: así como el barro negro de Egipto era la materia prima de la vida, los elementos son la materia prima del universo. Cada elemento vibra, resuena y se transforma, igual que nosotros en nuestro proceso de consciencia. Por eso, el Camino Alquímico del YOSOY se llama Alkhemia: porque no solo recordamos el origen de la palabra química, sino que vivimos la alquimia de los elementos en nosotros mismos. Nombrarlo YOSOY Alkhemia es declarar que este camino es más que filosofía: es una transmutación real. Cada paso, cada nota, cada silencio y cada elemento nos devuelve a la sabiduría original de Khem: la tierra fértil donde todo puede renacer. Alkhemia es entonces el puente entre la ciencia y el espíritu, entre la tabla periódica y el alma, entre la materia y la consciencia. Un viaje donde química y alquimia se vuelven una sola cosa.

¿Cómo está estructurado el Camino?

Materia, energía y consciencia en espiral

Cada signo marca una fase del viaje interior, una consciencia que despierta a través de la materia y la energía.

Durante 12 días y 21 horas, cada signo nos guía por una frecuencia específica —seguido de 3 horas de vacío, donde todo se integra y renace. Los elementos representan la materia. Los chakras, el flujo de energía que los ordena. Y los signos, la consciencia que activa y dirige ese movimiento.

No seguimos un calendario lineal, sino una geometría viva que se despliega en espiral, revelando el orden oculto entre cuerpo, alma y espíritu.

¿Por qué seguimos el orden de los signos zodiacales? El Camino Alquímico comienza con los signos, de Aries a Piscis, recorriendo la rueda zodiacal como un viaje del héroe. Cada signo despierta un aspecto psicológico esencial del Ser, y en ese proceso activa un centro energético —un chakra— que resuena con su vibración. No activamos los chakras en orden ascendente, sino salteados en el cuerpo, siguiendo la secuencia natural del proceso evolutivo: el movimiento del alma que aprende a integrar la dualidad y a equilibrar su energía. Así, Aries se vincula con la estrella terrestre, Tauro con el chakra raíz, y así sucesivamente, tejiendo un mapa energético que responde al camino de la consciencia más que al del cuerpo. La geometría viva de la consciencia La astrología, en este contexto, deja de ser un calendario externo para convertirse en una geometría viva que organiza los centros del cuerpo humano y del planeta. Los elementos químicos son la materia que nos compone. Los chakras son la energía que los ordena. Los signos son la consciencia que los activa y los integra. El Camino no es lineal: es una espiral de integración, donde la psicología, la energía y la materia se entrelazan en un único proceso de recuerdo. El ritmo: 12 días y 21 horas y 3 horas de vacío Cada elemento será recorrido en un ciclo de: • 12 días completos de práctica y resonancia, • 21 horas de integración, en las que la experiencia se asienta de forma toroidal: la energía desciende, se expande y vuelve al centro. De este modo, cada elemento se convierte en un latido completo: los 12 días reflejan la espiral de los 12 signos y centros, las 21 horas permiten que todo lo vivido se integre en campo unificado. Así recorreremos los 92 elementos, uno por uno, en 92 ciclos de 12 días y 21 horas, sumando un ciclo 1221 días de tarea. El inicio y el cierre del Camino El Camino comenzará el 11 de Enero de 2026. Y culminará en abril de 2029, cerrando tres años de alquimia interior y planetaria.

¿Por qué nos guían los eclipses solares?

Siete procesos, siete portales de transmutación

Los eclipses abren laboratorios colectivos donde luz y sombra revelan lo oculto; activan Calcinatio (17 feb 2026), Solutio (12 ago 2026), Separatio (6 feb 2027), Coniunctio (2 ago 2027), Putrefactio (26 ene 2028), Distillatio (22 jul 2028) y Coagulatio (14 ene 2029); cada fase guía la obra interior y colectiva.

¿Por qué los eclipses? Ciencia: un eclipse solar ocurre cuando la Luna se interpone entre la Tierra y el Sol, proyectando su sombra sobre nosotros. Alquimia: ese momento donde la luz se apaga es un portal de transformación, en el que la sombra revela lo que estaba oculto. Por eso, cada eclipse será un laboratorio alquímico colectivo. Nos reuniremos en comunidad para acompañar los siete procesos, acercándonos lo más posible a la franja de sombra, en sintonía con el cielo y la Tierra. Los siete procesos alquímicos y los eclipses:

Calcinatio

Quemar lo viejo: 17 febrero 2026 – Eclipse Solar Anular. Significado: el fuego arde en los confines del mundo, en soledad. Es la chispa que consume lo que ya no sirve. Frase: “El fuego consume lo que ya no sirve.”

Solutio

Rendirse al agua: 12 agosto 2026 – Eclipse Solar Total. Significado: las aguas heladas disuelven al yo en un mar de reflejos. Lo rígido se entrega a lo fluido. Frase: “Me dejo disolver en lo infinito.”

Separatio

Distinguir lo esencial: 6 febrero 2027 – Eclipse Solar Anular. Significado: la línea del anillo separa luz y sombra, lo interno de lo externo. Aprendemos a discernir. Frase: “Distingo lo que debe unirse y lo que debe soltarse.”

Coniunctio

Unión de opuestos: 2 agosto 2027 – Eclipse Solar Total. Significado: Oriente y Occidente se encuentran bajo un mismo cielo. El día y la noche se reconcilian. Frase: “Uno el cielo y la tierra en mí.”

Putrefactio

Morir para renacer: 26 enero 2028 – Eclipse Solar Anular. Significado: en la selva húmeda, lo viejo se descompone para dar vida nueva. La muerte es semilla. Frase: “Acepto la muerte como semilla de vida.”

Distillatio

 Elevar lo sutil: 22 julio 2028 – Eclipse Solar Total. Significado: el espíritu se eleva, destilando pureza. Lo esencial asciende. Frase: “Dejo que lo esencial se eleve y brille.”

Coagulatio

Cristalizar la piedra: 14 enero 2029 – Eclipse Solar Parcial. Significado: en el hielo del norte se manifiesta la cristalización del ser. Lo volátil se fija en piedra. Frase: “Soy la piedra que encarna el espíritu.”

Cada eclipse será un taller planetario de transmutación, donde la luz y la sombra revelan el laboratorio interior.

¿Por qué es importante el Eclipse en Egipto 2027?

Coniunctio: la unión de los opuestos

El 2 de agosto de 2027 en Karnak, Egipto, durante Albedo, viviremos Coniunctio: la gran unión de día-noche, Este-Oeste, oro-plata; será el sol central del proceso, bisagra que irradia la segunda mitad del Camino y marca el pasaje del veneno a la medicina.

Karnak, Egipto 2027: el corazón del Camino

Si hay un momento que marcará el pulso de todo el proceso, será el encuentro en Egipto durante Agosto de 2027, en la fase de Albedo – La Luz, durante el proceso de Coniunctio - Conjunción. Aquí viviremos el punto de unión de opuestos: Este y Oeste, Norte y Sur, luz y sombra, humano y divino, luna y sol, oro y plata. Egipto será el gran resonador del Camino, donde las claves de Atlántida, Egipto y el presente convergen para abrir la segunda mitad del proceso alquímico. Ese encuentro será como un sol central en la espiral del Camino: todo lo anterior conducirá hacia allí, y todo lo que venga después irradiará desde allí. Este es el proceso medio de pasar del veneno a la medicina. Pronto te contaremos más sobre nuestro encuentro. Súmate a nuestro newsletter y recibe toda la información.

¿Por qué el Camino culmina con Apophis en 2029?

Del veneno al elixir en el Corazón del Tiempo

Apophis pasa el 13 de abril de 2029: no como amenaza sino como iniciación; integrar su “veneno” como medicina; en el corazón de Suiza (eje Ginebra–Liechtenstein–Interlaken) abrimos el Corazón del Tiempo para completar la obra y recalibrar el puente arcoíris.

En la tradición egipcia, Apophis (Apep) es la gran serpiente del caos, la fuerza que cada noche intenta devorar al Sol en su barca. Simboliza la oscuridad que amenaza la creación, el veneno que bloquea el fluir de la vida. El dios Thoth, guardián de la sabiduría, enseñó que el verdadero poder no está en destruir la serpiente, sino en extraer su veneno y transformarlo en medicina. En 2004, la astronomía moderna descubrió un asteroide al que dio el nombre de Apophis. Su paso más cercano a la Tierra será el 13 de abril de 2029, cuando cruzará los cielos desde Medio Oriente y Europa hasta Canadá. Durante años fue considerado un riesgo real de impacto; aunque los cálculos actuales descartan una colisión, sigue siendo un recordatorio cósmico de lo que representa: la serpiente que trae consigo el veneno del miedo y la destrucción. El punto medio de su trayectoria pasará sobre los Alpes suizos. Allí, en el corazón de Europa, se abrirá el portal simbólico de esta transformación planetaria. En la naturaleza, muchas de las medicinas más poderosas se originan en los venenos: La toxina de una serpiente puede convertirse en antídoto y cura. La enfermedad revela el remedio oculto en sí misma. El dolor, cuando es comprendido, se vuelve aprendizaje y fortaleza. En alquimia espiritual, el principio es el mismo: lo que parece destructivo encierra la clave de la transmutación. El veneno de Apophis, integrado con consciencia, se convierte en el elixir que nos devuelve al equilibrio. En la historia que seguimos, la serpiente del tiempo se quebró con el Colisionador de Hadrones del CERN, en Ginebra, que abrió la herida del espacio-tiempo. La piedra filosofal se reconoce en Liechtenstein, la piedra de luz, donde se custodia el poder de la transmutación. El lugar que equilibra ambos polos —tiempo y espacio— es Interlaken, el corazón de Suiza, punto medio entre Ginebra y Liechtenstein. Por eso, tras recorrer todo el camino, allí nos reuniremos en el encuentro Corazón del Tiempo, para recibir el paso de la serpiente del cielo y transformar su veneno en medicina para la serpiente de la Tierra. Todo el proceso de estos años, cada solsticio y equinoccio, cada elemento recorrido, es en verdad una preparación para el paso de Apophis. No buscamos temerle ni rechazarlo: buscamos estar listos para extraer en armonía su veneno, como lo hizo Thoth, y así convertirlo en medicina para la humanidad. El 13 de abril de 2029 no será un fin, sino una iniciación colectiva: la oportunidad de recordar que la alquimia verdadera siempre nace en la paradoja, cuando del veneno surge el remedio, y del caos, la armonía.

¿Qué celebramos en los Holi Nada?

Solsticios y equinoccios como brújula

Los Holi Nada son celebraciones de música, danza, palabra y silencio en los cuatro pilares del año; calibran nuestro reloj interno con el de la Tierra y el cosmos, situando al YoSoy en el centro de la cruz y abriendo portales de alineación.

Holi Nada: solsticios y equinoccios. Los solsticios y equinoccios son los cuatro grandes pilares que ordenan el tiempo y el espacio en nuestro planeta. En ellos se calibran las estaciones, el movimiento del Sol y el pulso de la Tierra: Equinoccios: momentos de perfecto equilibrio entre día y noche. Solsticios: instantes de máxima luz o máxima sombra. Al honrarlos, dibujamos la cruz del tiempo y el espacio: El eje vertical conecta cielo y tierra (solsticios). El eje horizontal enlaza pasado y futuro (equinoccios). En el cruce de ambos surge el presente eterno, el punto donde el YOSOY se reconoce como centro creador de la realidad. Estos momentos no sólo ordenan el año: forman parte de un ciclo mayor, la precesión de los equinoccios, por el cual el eje de la Tierra se desplaza lentamente a través de las constelaciones. Cada 2.160 años aproximadamente, un signo zodiacal se convierte en la puerta de entrada de la consciencia colectiva, y así la humanidad recorre su propio camino zodiacal, el viaje del héroe a través de las 12 experiencias fundamentales. Cada encuentro en solsticios y equinoccios se expresa en los Holi Nada: celebraciones libres de música, danza, palabra y silencio. “Holi Nada” significa vaciarse para volver a empezar, reconocer que todo surge del vacío fértil. Son momentos de comunidad donde recordamos que, al sincronizarnos con la Tierra y el Sol, también nos abrimos a la memoria del universo. Los cuatro puntos cardinales del año abren las puertas del viaje del héroe del YoSoy: Aries (marzo – equinoccio): el inicio, la chispa de la vida. Cáncer (junio – solsticio): el refugio, la gestación del hogar. Libra (septiembre – equinoccio): el encuentro, el espejo del otro. Capricornio (diciembre – solsticio): la meta, la madurez y el propósito. Cada paso es un arquetipo, un recordatorio de la ruta que recorre la consciencia para completarse a sí misma. Celebrar en estos momentos significa calibrar nuestro reloj interno con el de la Tierra y el del cosmos. No es solo una fecha en el calendario, sino un portal de alineación que nos permite entrar en la misma frecuencia entre cuerpo, mente, emoción y espíritu. El Camino Alquímico del YOSOY se sostiene en esta brújula cósmica porque allí reconocemos que no somos espectadores del tiempo, sino su creación viva. Al reunirnos en cada Holi Nada, recordamos que somos el centro de la cruz de tiempo y espacio, y que nuestra misión es mantener ese equilibrio.

¿Por qué nos alinearemos al horario de Kiritimati?

Donde nace el día y se cierra el círculo

El 11 de Enero iniciamos en Kiribati (Tungaru), punto vivo donde nace cada día; el Ouroboros no cierra en el mismo lugar: desde el Pacífico reencendemos el tiempo y transformamos la herida atlante en Amor, Sabiduría y Poder.

El Camino Alquímico del YOSOY que comenzará el 11 de Enero de 2026 no podía abrirse en cualquier momento ni en cualquier lugar. Elegir dónde y cuándo iniciar es un acto sagrado, porque es en ese instante cuando el círculo del tiempo vuelve a encenderse. No hablamos solo de husos horarios, sino de memorias: de qué raíz queremos despertar en el corazón del planeta para dar inicio al recorrido. En un principio miramos hacia las Islas Canarias, eco vivo de Atlántida. Pero descubrimos que el Ouroboros nunca muerde su cola en el mismo sitio: lo que comenzó en el Atlántico, debe cerrarse en su opuesto, en el Pacífico. Allí donde el día nace primero. Atlántida fue la civilización que sembró la sabiduría en la humanidad. Unió cielo y tierra, espíritu y materia. De sus manos recibimos las ciencias, los lenguajes, la arquitectura del mundo. Pero con el tiempo, Atlántida olvidó su origen. Lo que era unión se volvió fragmentación, lo que era conocimiento se tornó dominio. Así nació la herida: los hijos de Atlántida recorrieron la Tierra erigiendo fronteras y relojes, convirtiendo el círculo en línea recta. Allí quedó sembrado el veneno que aún atraviesa nuestra historia. Las Islas Canarias guardan ese eco. Fueron las Islas Afortunadas, el umbral más allá de las Columnas de Hércules. Custodiadas por los canes celestes de Orión, sostenidas por la memoria de Atlas. Cada isla espeja un continente, como un fractal del planeta entero. El huso 00 que las atraviesa nos recuerda que, más allá de Greenwich y la colonia, allí late todavía el portal atlante que conecta mundos. Por eso al comienzo creímos que allí debía abrirse el Camino. Pero el Ouroboros nunca cierra el círculo en el mismo lugar. Sí Atlántida nos condujo hacia lo externo, ahora la Alquimia nos llama al corazón del Pacífico, donde el tiempo vuelve a nacer. En el triángulo custodiado por tres reinas de Mu — Hawái, Amor; Rapa Nui, Sabiduría; Aotearoa, Poder— se alza Kiribati, el país que desafió al reloj de Occidente. Cuando el mundo quiso fijar dónde empezaba el día, Kiribati movió su aguja y lo adelantó: robó el tiempo a Greenwich y lo devolvió al mar. Así se convirtió en punto cero vivo, el lugar donde cada amanecer se abre antes que en ninguna otra parte. Por eso, el 11 de Enero de 2026, el Camino nacerá en Kiribati. Allí comenzaremos a recorrer huso por huso, transformando la herida atlante en Amor, Sabiduría y Poder. Y cuando el Ouroboros complete su vuelta, Hawái volverá a abrazar en Amor, Rapa Nui volverá a recordar en Sabiduría, Aotearoa volverá a sostener en Poder, y el Pacífico latirá como el corazón de la humanidad. Kiribati aún lleva en su nombre la huella colonial de las islas Gilberts. Pero en su lengua original se llama Tungaru: “reunirse juntos en alegría”. Ese es el verdadero destino del Ouroboros del Tiempo: que lo que fue veneno se transforme en celebración, que lo que fue herida se vuelva encuentro, y que el círculo, al cerrarse, nos reúna a todos —como Tungaru— en alegría.

¿Por qué habrá viajes alquímicos por el Nilo?

La columna vertebral egipcia del proceso

Navegamos el Nilo cada febrero entre 2026 y 2029, activando 14 templos como fragmentos de Osiris; 94 caminantes encarnan los 94 elementos, abriendo sellos y recorriendo el caduceo de Thoth-Hermes como barca solar de renacimiento.

Viajes alquímicos por el Nilo

Cada febrero, durante 4 años, 94 asistentes representarán a los 92 elementos químicos y nodos Norte y Sur, en un viaje iniciático por el Nilo. En cada templo se abrirá un sello de consciencia, y cada participante encarnará un aspecto del Camino Alquímico. La secuencia seguirá el orden de la obra alquímica: Nigredo (2026), Albedo (2027), Citrinitas (2028), Rubedo (2029).

¿Qué son los viajes Aeltum?

Un arco iris planetario en 13 peregrinajes

Aeltum son 13 viajes previos a solsticios y equinoccios durante el ciclo 1221 días; con 36–45 caminantes (geometría del Cubo de Metatrón), enlazan nodos de todos los continentes para preparar los portales y la culminación con Apophis.

Viajes iniciáticos por el Nilo

AELTUM significa Camino de Color en lengua atlante (Ael = color, Tum = camino). Son 13 viajes que recorrerán los lugares estratégicos del planeta durante el ciclo 1221 días, siempre en los días previos a los solsticios y equinoccios, preparando cada encuentro Holi Nada. Cada viaje AELTUM es un peregrinaje ceremonial de 5 a 7 días, conducido y guiado personalmente por Matías De Stefano, quien acompaña a los participantes a través de sitios sagrados, paisajes naturales y memorias ancestrales. Estos recorridos no son turismo ni conferencias, sino procesos alquímicos vivenciales, que culminan en los Holi Nada, cuando se abre el portal de calibración entre tiempo y espacio. Una sinfonía de lugares Los 13 viajes forman juntos un arcoiris planetario, enlazando nodos ancestrales de todos los continentes: Andes y Mesoamérica África y Europa Oceanía y Asia hasta llegar al Pacífico en Kaua’i, y finalmente a los Alpes suizos con el paso de Apophis. Cada destino representa un color del arco, una frecuencia de consciencia que integra el gran espectro de la humanidad. El número máximo de participantes será de 36 personas, porque cada uno representa un nivel de la consciencia: 12 chakras de la Tierra → 7 continentes + 5 océanos 12 chakras del arco iris → 7 colores primarios + 5 secundarios 12 constelaciones zodiacales → los signos en sus 7 procesos alquímicos y los 5 elementos que los vivencian En algunos viajes se abrirá la posibilidad de expandirse a 45 participantes, sumando 9 más que representan los 9 cielos o planetas. De esta manera, entre 36 y 45 almas reunidas forman el Cubo de Metatrón, símbolo de la geometría sagrada que sostiene todo el proceso. Los AELTUM son más que viajes: son entrenamientos colectivos de consciencia. Al caminar juntos estos senderos de color, vamos activando las memorias de la Tierra, el arcoiris y las estrellas, para preparar el gran encuentro del 13 de abril de 2029, cuando el paso de Apophis nos invite a transformar el veneno en medicina y abrir el nuevo ciclo del corazón del tiempo.

¿Qué es el Puente Arcoíris

La huella de luz de los elementos y los 12 rayos

Cada elemento tiene un espectro único (su “arcoíris interior”); el mito del puente une ciencia y tradición: 12 rayos reflejados en notas, chakras y constelaciones; nuestra tarea es recalibrar con música, voz y ritual en solsticios y equinoccios.

El Puente Arcoíris en el Camino Alquímico

El Puente Arcoíris es una de las claves centrales del Camino Alquímico, porque representa la unión entre la ciencia de la luz, la sabiduría ancestral y la experiencia interior. La ciencia de la luz: la huella cromática de los elementos Cada elemento químico tiene su propia firma de luz, como una huella digital. Cuando los átomos se excitan, liberan fotones (pequeñas partículas de luz). Esos fotones viajan en distintas frecuencias, y cada elemento produce un patrón único de colores. Si miramos esa luz con un espectroscopio, vemos líneas de colores diferentes para el hidrógeno, el helio, el oxígeno… cada elemento tiene su propio “arcoíris”. Así como cuando llueve y el sol se refleja en las gotas aparece un arcoíris, lo mismo ocurre a nivel microscópico: cada elemento guarda su arcoíris interior. El mito del Puente Arcoíris Muchas culturas antiguas vieron en el arcoíris un puente sagrado: Para los vikingos era el Bifröst, el camino entre los dioses y los hombres. Para los pueblos andinos, el arcoíris era la señal de los espíritus que conectaban la Tierra con el cielo. En muchas tradiciones, es la puerta de unión entre lo humano y lo divino. Así, lo que la ciencia describe como frecuencias de luz, las culturas lo entendieron como un camino espiritual. Nuestra filosofía: los 12 rayos cósmicos En nuestra visión, el Puente Arcoíris son los 12 rayos o vibraciones cósmicas, que se reflejan en: • las 12 notas musicales, • los 12 chakras, • las 12 constelaciones zodiacales. Pero este puente se interrumpió: un ion fuera de lugar cambió el ángulo de la luz, y el arcoíris dejó de reflejarse de forma completa. Por eso, nuestro trabajo es recalibrar ese puente: • dentro de nosotros (mente, corazón, cuerpo, espíritu), • en el tiempo (solsticios y equinoccios), • en la palabra y la música (la voz como vibración creadora). Alquimia: sol y luna, oro y plata En la alquimia, todos los colores nacen de los fotones del Sol y de las estrellas. La Luna y los satélites reflejan esa luz y nos permiten verla en forma de arcoíris. El Sol es el oro (Aurum), la fuente de la luz. La Luna es la plata (Argentum), la que refleja y revela los colores ocultos. Por eso, en cada lunación, solsticio y equinoccio trabajaremos la construcción del Puente Arcoíris: uniendo oro y plata, sol y luna, para que la luz vuelva a reflejarse en todos sus colores. El propósito final: transformar veneno en medicina El propósito profundo de esta tarea alquímica es tomar el veneno de la serpiente Apophis —el asteroide que se acercará a la Tierra el 13 de abril de 2029— y transformarlo en medicina. Ese veneno simboliza el ion perdido del Puente Arcoíris, el mismo que se rompió en el CERN cuando el hombre intentó forzar la creación de nuevos elementos o encontrar el origen del universo. Por eso, nuestro Camino Alquímico terminará precisamente en Suiza, el mismo día de Apophis, como un acto consciente de reparación: recolocar el ion perdido, sanar el corazón del tiempo, y calibrar la mente, el corazón y el cuerpo con los tres pilares: sabiduría, amor y voluntad. El instrumento de esa integración será la Piedra Filosofal, no como un objeto externo, sino como la consciencia despierta que convierte lo denso en luz, el veneno en medicina, y el tiempo fragmentado en eternidad integrada.

¿Por qué sintonizar con la música?

Una sinfonía continua para 92 elementos

Desde el inicio hasta el cierre, una onda sonora ininterrumpida acompaña los 92 elementos: armonía (colchón vibratorio), ritmo (culturas y tierra), melodía (artistas) y silencio como código; música = cuerpo-emoción-mente / voluntad-amor-sabiduría, para sintonizar la red.

La música del Camino

La música del camino tiene una intención muy particular: durar lo mismo que el propio recorrido alquímico. Desde enero 2026 hasta abril de 2029, acompañará paso a paso la experiencia de los 92 elementos naturales. Durante todo ese tiempo sonará de manera ininterrumpida a través de nuestro canal de YouTube YoSoy.red, para que cada persona pueda sintonizarse en cualquier momento, sin necesidad de “empezar desde el principio”. La idea es simple: una onda constante de vibración, como un río sonoro, que sostiene el pulso del proceso. Cada elemento químico vibra de una manera única. Esa vibración se mide por el movimiento de sus partículas y se expresa en una frecuencia: el tiempo que tarda esa vibración en repetirse. Así, cada elemento tiene su huella digital vibratoria, que se mide en hercios (Hz). Existen dos formas principales de medirlo: • La línea de 21 cm: una frecuencia sutil, casi imperceptible, vinculada al susurro del universo. • El ID de colores: una gama más intensa, que se expresa como espectro visible y puede traducirse en Hz. Para nuestro camino tomamos el ID de colores, porque es la manera más clara de interpretarlo y de llevarlo al plano musical. Así como cada nota de la escala vibra en una cantidad de Hz, cada elemento vibra en un rango que podemos escuchar y sentir. El átomo tiene su trinidad sagrada: protón, electrón y neutrón. La música también: armonía, ritmo y melodía. Armonía → el colchón vibratorio de cada elemento, la base que lo sostiene. Ritmo → sonidos complementarios inspirados en distintas culturas y tiempos, que nos conectan con la Tierra. Melodía → adornos musicales creados por distintos artistas, que le dan identidad y belleza al viaje. Estos tres aspectos se relacionan también con nuestra consciencia: cuerpo, emoción y mente; o, en términos espirituales, voluntad, amor y sabiduría. A este tejido sonoro se suma un cuarto punto: la palabra y el silencio. En momentos clave del recorrido, activarán códigos y portales que acompañan el proceso alquímico. El silencio será tan importante como el sonido, porque ambos abren el espacio para integrar y resonar. La intención de esta música no es simplemente “acompañar”, sino unificar nuestra sintonía. Cada vibración, cada nota, cada silencio nos alineará para caminar juntos el arco iris de los elementos, entrando en una sola frecuencia compartida: la música de la consciencia.

¿Dónde puedo seguir el Camino cada día?

Red, blog, TikTok, YouTube y streamings

Puedes acompañar el proceso con historias y publicaciones en @yosoy.red, entradas diarias en el blog, videos en TikTok (español/inglés), streamings toroide cada 13 días en YouTube y transmisiones especiales (Puente Arcoíris) .

¿Por dónde seguir el camino?

El Camino Alquímico no es solo un viaje interior, es también una experiencia compartida. Y podrás seguirlo de muchas formas, acompañando cada paso de esta tarea colectiva: Stories y posts diarios en @yosoy.red, donde encontrarás las pistas, símbolos y frases que marcan el pulso cotidiano. Entradas diarias en nuestro blog, para profundizar en la enseñanza de cada elemento y su relación con los chakras, los signos y la alquimia de la vida. Videos en nuestras cuentas de TikTok (en español e inglés), donde la voz y la imagen narrarán el relato poético del Camino día tras día. Streamings oficiales en los días toroide (cada 13 días), transmitidos por nuestro canal de YouTube, para integrar colectivamente la energía de cada elemento en movimiento toroidal. Streamings en días y ocasiones especiales, como los encuentros del Puente Arcoíris, disponibles en su propia plataforma: www.streaming.holinada.com Y además, podrás conectar con la música del Camino, creada para acompañar cada etapa como un lenguaje universal que atraviesa mente, cuerpo y alma.

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